![]() | Exposición temporal “Suevas”. 8 agosto-17 septiembre de 2018. Patio Central del Edificio de la Asamblea de Extremadura. Mérida La ciudad romana de Mérida fue fundada en torno al año 25 antes de nuestra era. Concedida la categoría de colonia, poco tiempo después, alcanzó la condición de capital de la provincia Lusitania, con la reforma administrativa de Hispania de manos del Emperador Augusto. Como eje vertebrador del poder imperial en este territorio mantuvo su calidad de capitalidad hasta finales del siglo III, cuando el emperador Diocleciano la ascendió a capital de las diócesis de todas las Hispanias. A partir de este momento, Augusta Emerita, como el resto del Imperio, cambiaría progresivamente la administración civil por una administración en la que los asuntos de carácter civil y religioso se “resolvían” en esta única administración. De forma casi paralela el, hasta entonces, indiscutible poder Imperial se fragilizaba y se dividía. Incapaz de retener los empujes de los pueblos fronterizos, la parte occidental del Imperio fue tomada por los pueblos del limes. Hasta Hispania llegaron, en distintas oleadas, los alanos, vándalos, suevos y visigodos, dejando algunos importantes improntas en la población tardorromana. Dentro de este contexto histórico, el Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérida presenta, por primera vez, un conjunto de joyas de oro, zafiro y granates aparecidas durante los trabajos de excavación en la calle Almendralejo nº 41, en Mérida. La muestra da a conocer un total de124 piezas que nos permiten acercarnos al trabajo de los orfebres que moldearon el oro en los límites del norte y este del Imperio romano. Estas joyas presentadas en la exposición adornaron a siete mujeres y niñas de la corte del rey suevo Requila que estableció su corte en Mérida entre los años 439 y 448. Una de estas mujeres llevó un precioso collar, ajustado al cuello, con delicadas láminas de oro repujadas, en forma de hojas y adornadas con granates. La frente de una de las niñas estuvo adornada con pequeñas plaquitas de oro, de distintas formas geométricas, cosidas a un paño. Así se encontraron cuando los arqueólogos documentaron la tumba y así se muestran en la vitrina. Su peculiaridad reside en ser los únicos de la Península Ibérica que han aparecido dentro de contextos arqueológicos cerrados: tumbas del siglo V. Esta exposición de piezas se complementa con una selección de fotografías que ilustran, con gran detalle, algunos de los elementos más significativos de la excavación. A través de ellos la historia de este solar nos revela, como en un reflejo, la historia de Mérida. Una ciudad que ha ostentado el rango de capital de grandes territorios hasta siete veces, desde su fundación en época romana, hasta hoy. |