El escultor emeritense Juan de Ávalos donó esta escultura a la ciudad. Utilizando como símbolo La Piedad, pretende hacer un homenaje a los vecinos de Mérida caídos en las diferentes guerras.
Edificio que nace con el espíritu de convertirse en el referente de la Nueva Ciudad que, en los años ochenta, se estaba construyendo al "otro lado del río"